En estos momentos, el viajero aprovecha para conecerse a si mismo, para encontrarse con su parte más oscura, con su parte menos conocida.
La soledad del sonido de sus pasos rompiendo la quietud del bosque asusta al viajero, al igual que no ver más allá de la pequeña luz que su linterna proyecta.
La noche y el bosque están llenos de sonidos nuevos y desconocidos y el viajero no puede evitar pasar por momentos de temor.
Aún sabiendo que los animales del bosque huirán de él por ser extraño y ajeno a su habitat, el miedo recorre su piel.
La vista queda limitada por la falta de luz, el resto de sentidos despiertan y su mente intensifica cada una de las sensaciones que recibe.
En ocasiones, el peregrino parará para demostrarse a si mismo que nada malo puede pasarle en esa soledad oscura, para entender que todos los miedos nacen de su subconsciente y que en realidad no existen.
El viajero confía en su Señor y sabe que nada malo le depará la vida.
Su Fe le reafirma en que todo lo que le ocurre es bueno.
Quizás vengan momentos duros, dificiles, tristes, angustiosos, pero su fervor en la vida le ayuda a seguir aprendiendo y caminando.
En otras ocasiones el peregrino, desbordado por el miedo, decide no parar , seguir caminando sin mirar hacia atrás. Sabe que se ha hecho fuerte con las acciones del pasado, sin embargo aunque intente vislumbrar el camino recorrido, una mirada hacia atrás en el medio de la noche no le aportará mas que la visión de la noche oscura por la que ya ha pasado.
El peregrino sabe que debe seguir caminando.En breve tiempo, la luz amanecerá de nuevo...
Caminar en la noche es dificil, las señales desaparecen y el destino se oculta en las tinieblas.
Cuando esto ocurre, el viajero se para y mira al cielo.
En Él se ve reflejado y comprende que en el cielo, al igual que su interior, junto a la luz, existe la oscuridad, pero al igual que en la bóveda celestial, la llamita de las estrellas siempre seguirá brillando.
Buen camimo!
mou de lugo.