La moral vivía distraida,
cobijada entre las sombras
del no-recuerdo-olvido.
Corrió la luz frente a sus ojos.
Los niños la vieron,
la vieron los adultos,
pero no se movieron.
Sólo los niños corrieron,
y en llegando al lugar
sentáronse en tierra
y jugando,
recibieron el cielo.
mou de lugo