Que nade en la abundancia de su ser
que recoja las espigas del buen grano
que ría al regar las hojas secas
y que grite cuando el café arda en su mano.
Que llore con la vida y sus recetas,
que tenga el alma limpia
y un corazón sano.
Mézclese todo lo expuesto
entre costas y costillas de barro
reogando con hojas de esencia
las caricias del Ser humano.
Calientese en un cuenco entre abrazos
con la mujer y el hombre en lo sensible, en lo amado;
pochadas las malas hierbas,
en la mesa compartimos
la más pura re-unión
con el Espíritu Sagrado.
mou de lugh