Nuevas sensaciones

Me gusta el surf porque siempre aprendo algo:

Toda la mañana en el curro, desde las 8 hasta las 15:30.
Toda la mañana sabiendo que hay mar de fondo, toda la mañana sintiendo la entrada del temporal...
El viento jugando a ser otoño con las hojas de los arboles y la lluvia intermitente golpeando con fuerza el cristal de la ventana...

15.30!!! Corriendo para la playa!!

Primera parada: "Santa". Marea demasiado alta, lineas preciosas entrando desde muy atrás pero rompiendo en la orilla... es demasiado tarde, la marea no espera, la marea no entiendo el tiempo ( de reloj) del hombre.

Mientras observaba las olas de mi futuro no-baño, apareció Jahgo por allí...
Empezamos a conversar sobre posibles "secrets", u olas que podrían ser surfeables...decidimos irnos de mini-surftrip.

La busqueda...

Realmente, como hablaba el otro día, es todo subjetivo, puede ser subjetivo en compañía (como es el caso de ayer con Jahgo) pero al fin y al cabo, subjetivo.

Sé perfectamente, que no soy el primero en conducir por la carretera que ayer cogimos,ni el primero en surcar senderos escondidos, ni el primero en cambiarme entre erizos y hojas secas de castaño.
Ni siquiera el primero en ver esa ola romper y mucho menos, el primero en surfearla...pero eso no me importa.
Porque para mí ( y para Jahgo creo que tambien)fue "la primera vez".
Y todo se rodea de un aura especial, como si un manto de ilusión y nervios cubriera la escena.
Es la primera vez, y todo se vuelve unico.
No importa que sea en el otro lado del mundo o a 15 minutos de casa. Lo importante es la sensación de sentir que es un momento especial, descubrir nuevos caminos, una ola nueva, un pico nuevo que estudiar y descubrir. Nuevas corrientes y nuevos peligros. Nuevos miedos y precauciones...

Ha sido una tarde muy especial que comenzó con pocas esperanzas de darse un baño y acabó, entrada ya la noche, viendo las luces de la furgo de Jahgo alejarse por el camino, sentandome en la furgo, viendo al cielo llover entre las ramas de los castaños, con las rastas mojadas y el corazón contento.

Nuevas sensaciones que me transportan desde el mundano sonido de coches, motos y semaforos a la quietud natural de una ría donde, de ser benevolente el invierno, disfrutaremos muchas veces más!

Boas ondas!