Quería regalarle algo que siempre pudiera llevar consigo.
Alguna simbolo, algun mensaje, algun amuleto que pudiera recordarle que no había nada más importante que ella en este mundo.
Queria que ella nunca pudiera olvidarle.
Quería que ese algo le recordara cada día la felicidad de sentirse viva...
Durante lunas pensó que podría regalarle pero nada de todo lo que se le ocurría diariamente era lo suficientemente bueno, o hermoso, o lo suficientemente grandioso para ella.
Podría haber dicho que la conocía desde siempre pero eso no servía pues ningun regalo le convencía.
Tambien penso en pensar que apenas la conocía ( porque nunca llegas a conocer totalmente a alguien) pero con esa actitud, tampoco resolvía el misterio y el regalo no aparecía
Le preguntó a sus amigos, a las amigas de ella, a sus hermanas, a sus ex-parejas. Le preguntó a sus suegros, a sus padres, al jefe del departamento donde trabajaba, a todos los empleados del departamento. Incluso un día salió a la calle y comenzó a preguntarle a la gente que se cruzaba.
Los que lo tomaron por loco, no le contestaron; los otros, no sabían responder.
Siguió preguntando a cada camarero, a cada uno de los limpiabotas de la plaza mayor, a los indigentes, a los politicos... pero nadie tenia respuestas y el regalo no aparecía.
Cierto día, hacia las últimas horas de la tarde, una anciana le dijo que solo él sabría encontrar el mejor regalo.
Ese día dejo de preguntar.
Siguió buscando.
Comenzó a leer libros, a tomar apuntes, intento, sin exito, construír un algoritmo que hiciera el trabajo por él.
Desistió al mes tercero.
Recordó cada uno de los momentos vividos con ella, cada risa, cada llanto, cada una de las gotas de sudor que lijaba sus cuerpos en tardes estivales, pero el regalo no aparecía.
Llegó a desesperarse con la idea, a cambiar de trabajo en numerosas ocasiones, a pensar en suicidarse.
Pero el regalo no aparecía...
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...
Queria regalarle el mejor de los regalos.
Quería regalarle algo que siempre pudiera llevar consigo.
Alguna cosa, algun colgante, algun amuleto que pudiera recordarle que no había nada más importante que ella en este mundo.
Queria que ella nunca pudiera olvidarle.
Quería que ese algo le recordara cada día la felicidad de sentirse viva
...
En su búsqueda, olvido todo lo demás y la acabó perdiendo a ella.
El día antes de suicidarse, se reencontró con ella, le pidió que cerrara los ojos, dejó un sobre con una anotación en el suelo y huyó.
Ella tardó un rato en abrir los ojos.
Nerviosa, pronunció su nombre, el de él, varias veces antes de abrirlos.
Nadie contestó.
Cuando los abrió, se encontró con el vacío.
En el suelo un sobre.
" Abrelo mañana"
...
Eran las 8 y media de la tarde cuando regresó a casa.
Agarrada a su familia, las lagrimas del funeral seguían surcando su cara.
Se retiró a su cuarto y entre llantos y sollozos, miles de imagenes recorrieron sus recuerdos a la velocidad de la luz.
Recordó que en su bolso, todavía aguardaba cerrado el sobre que el le había dejado.
Lo miró con miedo, jugueteó con el entre sus manos.
" Abrelo mañana", decía.
No podía dejar de llorar.
Antes de abrilo, lo releyó nuevamente:
" Abrelo mañana"
Una gota rodó sobre el mañana que estaba escrito en el sobre y emborronó sus pensamientos.
Lo abrió.
Dentro del sobre , un papel escrito a lapiz por el:
" TE REGALO EL PRESENTE"
mou de lugo
Del diario de los sueños perdidos