La prisa vino con ellos.
La traían en las bolsas de la compra, en los relojes, en los teléfonos.
Caminaban tristes.La mirada de los mayores nos desafiaba, la de los niños , nos obsevaba con curiosidad...
Alguno intentaba sonreír o incluso dejaba escapar una mirada hacia el mundo, pero la prisa lo hacía imposible.
La prisa vino con ellos y la prisa, no se marchaba.
Escapaban del pasado y de la culpa que habían tenido que soportar, intentando recuperar el tiempo que creían haber perdido.Pero el tiempo por momentos se vuelve irrepetible e inalcanzable.
Y así, pausados, sin salir de la rutina, sin romper el molde de estructuras, le sacaban brillo a un futuro que no había llegado. Cargaban el peso sobre los hombros y no discernían novedad a su paso, sirviendose de la pena y la angustia para sentirse desdichados.
Y huían, los más nobles con descendencia y los humildes callados, pero ninguno encontraba el presente al escabar en la burrocracia con las manos, y la prisa venía con ellos, y ellos estaban atados.
Porque nada rompió la rutina: ni el ticket de la compra ni los zapatos caros.
Y siguieron invirtiendo en lo malo y después de tener el circo degollado siguieron repartiendo, al salir, crujiente pan precocinado
La prisa vino con ellos y ellos aún no se han marchado.