Felices, reíamos en nuestras tablas.
Nuestras tablas reían sobre el mar y el mar, rompía sobre nosotros.
Respiramos la levedad del universo mientras nuestras retinas fotografíaban millones de tonos calidos, de luminosidades marinas, de reflejos salinos.
Nuestran tablas querían jugar y jugaron ser olas, a ser crestas, series, paredes y derechas.
- Toma derecha! - gritaban nuestras voces mientras nosotros nos sentiamos libres.
- LLiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiija- se oía entre la espuma cuando la ola se ponía tensa.
Cuestión de fe.
Había que probar aquel pico, nos sentiamos en la obligación de hacerlo.
Estabamos solos.
Nunca llegaremos a sentir lo que descubrieron los primeros surfers cuando nadie había catado todavía las olas que hoy conocemos, pero la sensación de cruzar aquel extenso arenal como si fuera la primera vez, ver que la playa había modificado sus curvas, que los fondos se habían movido, que las corrientes habían cambiado, nos transportaba a la esencia del surf.
Dos amigos, un playa , derechas constantes perfumadas con olor a tierra.
La soledad, la locura.
La esencia de sentir que somos simplemente una parte más del mar, dejarse llevar por sus paredes, cerrar los ojos y escuchar la tabla.
Sonreír.
Ver la playa desde la ola y al volver, ver la ola con su sonrisa magna, rompiendo hacia la playa.
Sonreír y ver que no estás solo en tu sonrisa que otro ser humano esta sintiendo, en este mismo instante sobre la ola, lo mismo que tu sientes...
Sonreir,
respirar profundo.
Sentirse enchído de vida.
Fluír sobre una ola
igual que fluyes sobre el mundo.
Con los ojos cerrados
siente!
como el corazón palpita
inspira la esencia del mar
exhala su alma en tus caídas.
Brilla,
infinita ola marina
como la línea dorada del cosmos,
deslizandose como el aceite
entre el sol y mis ojos
entre el universo y mi doctrina.
Flota inerte sobre la tabla
en el medio del océano
navegando sobre la nada.
El sol llega a su fin
el día sigue y se acaba,
sobre la ola fluye tu tabla.
mou de lugh
