y sabeis, los que me conoceis en la intimidad de la amistad , que me vuelvo un poco estricto antes las palabras, o ante ciertas formas de decir las cosas, que sé que no ayudan a ser felices porque limitan , condicionan , infravaloran a uno mismo y a los demás...
Las palabras, lo queramos o no, muestran lo que llevamos dentro, lo que pensamos, lo que sentimos, el cómo nos sentimos...
La importancia de las palabras... así como vemos el mundo, así como imaginamos y hemos sido educados, así hablamos.
Así como sentimos, así hablamos; si sentimos alegría , hablaremos con alegría. Si sentimos culpa. la culpa vivirá en nuestra boca.
Puedo resultar pedante, exigente o incluso caprichoso, pero cuando insisto en una idea, generalmente es por el hecho empírico de que algo aparantemente ridículo, vergonzoso, o incomprensible en primera instancia, sólo por el hecho de intentarlo ( porque no buscamos resultados, sino experiencias) es algo gratificante.
Si les resulta más sencillo para la comprensión, digamos que soy un caprichoso, y cuando SOY FELIZ ( que no estoi feliz) me gusta compartirme, y contagiar un poquito de felicidad por el mundo.
Porque un servidor también lo ha pasado mal, y ha sufrido en la adolescencia y ha crecido y madurado con la juventud y la experiencia, ( también la lectura, el escribir, el deporte, y la meditación me han ayudado.)
Un servidor ha soportado los insultos del grupo de fuertes en el cole
Se ha sentido corroído por la envidia y en rumor en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce, servidor ha experimentado el miedo a no salir a la calle, a no querer encontrarse con la gente, ha sentirse oprimido y destrozado por "el que dirán", servidor ha llorado de dolor ante las infidelidades, ha gritado contra el mundo por ser este un cabrón y volverse contra mí, Servidor ha intentado destruirlo el mundo, ha intentado autodestruirse...
Servidor se ha odiado por ser el mismo durante meses... hasta que aprendió a amar, a amarse
Pero también ha aprendido a que nadie puede insultarte, si a ti no te molestan los insultos.
Que el rumor se olvida con el tiempo, (la gente no tiene tanta memoria), que el miedo mata, paraliza , limita y genera frustración, pero que puede trabajarse y poco a poco, cada día ir venciendo un miedo hasta que desaparezcan todos, que el que pensarán es un problema de los que piensan y si te dedicas a VIVIR , no tiene sentido andar pensando en lo que pensaran que piensas..., que el dolor se supera, que las lagrimas tristes pueden ser sonreidas, que el mundo y el universo conspiran conmigo para mis sueños se hagan realidad por lo que no tiene sentido destruirlo.
Servidor a aprendido también el valor de la ternura, de la dulcura en los gestos y en las palabras, y también a usar la gran energía de las tensiones internas para resolver los problemas, canalizandola hacia la resolucion, hablando de la solución , y no recargando una y otra vez la tensión, hablando una y otra vez de lo evidente ( el problema)
.
Por ello en ocasiones te encontrarás conmigo y te intentaré recordar que sonrías mientras piensas en todas esas cosas feas, mientras hablas de todos esos "problemas" ( para que la sonrisa sea natural, tendrás que rebuscar en toda esa oscuridad que se muestra ) o quizás te pida de repente que gires como una peonza en medio de una plaza, que hinches un globo imaginario, que grites por la ventana o salgas en pijama a la calle.
POR ALGO LO PEDIRÉ, PARA ALGO SERVIRÁ
NADA DE LO QUE PUEDA SUGERIR ES MALO, sino aséptico y evidentemente no hay obligación algunade hacer lo que un personaje como yo solicite.
Creo firmemente que todo lo que me ocurre es bueno, pues aporta experiencia y enseñanza, no interpreten esto como que todo es feliz porque vivimos en un mundo de rosas, con sus flores y sus espinas, pero triste, doloroso, amargo, débil... NO SIGNIFICA MALO!
ALEGREMONOS POR LA GENTE FELIZ y no nos amarguemos por no serlo nosotros.
Si nos alegramos por ellos , ya estaremos siendo un poquito más felices (este es un camino muy bueno para desprenderse del YO egoísta) alegrandonos por los otros , comprendemos que aunque nuestra visión de la vida sea un poco oscura o dura, no es incompatible con la felicidad y la alegría.
Son pequeños gestos que pueden cambiar un mundo entero... una sonrisa, una mirada....
Como dijo Buddha: " Yo soy como un médico, puedo darte la medicina, pero tú has de tomarla"
SER FELIZ ES UN TRABAJO PERSONAL....
Y EL TRABAJO DE HOY ES....MIRAR A LOS OJOS DE LA GENTE
(siempre_que_te_apetezca)
y para reflexión, os dejo el siguiente texto:
Intentar
superar nuestros miedos y limitaciones sin luchar por superar el miedo a mirar a los
demás a
los ojos seria tan absurdo como construir un edificio sin cimientos, un
simple
castillo de naipes listo para caer al más mínimo soplo de viento.
No
se puede, de ninguna forma, reducir la importancia de la mirada directa
en el
contacto humano. Y no hay forma de evitarlo, tampoco. Es lo más básico
y, a la
vez, importante de este proceso.
Pensemos
en cualquier momento de nuestras vidas, por ejemplo hablando con alguna
chica
que realmente nos gustase. O solo en el mismo cuarto con una
especialmente atractiva.
Lo más probable es que no pudiésemos mantener el contacto visual, ojo
con ojo,
por más de unas cuantas milésimas de segundo. Si, por uno de esos azares
que el
destino suele usar casi como una burla, hubiese un cruce visual,
seguramente
nosotros hubiéramos desviado nuestra mirada instantáneamente.
Es
como si, en nuestro interior, creyésemos que no somos lo suficientemente
buenos
para mirar a los demás a los ojos, como si no estuviésemos a su nivel,
sino muy
por debajo. Una creencia realmente autodestructiva, injustificada, pero a
la
que es fácil acostumbrarse y aceptarla casi como si fuese una verdad
absoluta e
indiscutible.
Pero,
con un poco de entrenamiento, siguiendo los pasos necesarios,
practicando todo
el tiempo, mirar a la gente (y en especial a esas mujeres7hombres atractivas) a
los
ojos se puede volver tan fácil como coser y cantar, hasta el punto de
volverse
muy difícil no hacerlo.
Lo
cierto es que alguna gente encuentra que mirar a los ojos a los otros es
una
experiencia intimidante. ¿Qué pensara la otra persona? ¿Se ofenderá por
nuestra
mirada fija? ¿Se sentirá avergonzada? ¿Tendremos un encontronazo por
causa de
nuestra atención? ¿Y si no les gustamos, si les caemos mal? ¿Si nuestra
mirada
fija solo empeora las cosas?
Lo
cierto es que preocuparse por esto es innecesario. Si el contacto visual
es
correspondido, es porque la otra persona esta interesada en lo que
estamos
diciendo, y no es probable que ninguna de esas situaciones que hemos
comentado
se presente.
Además,
al haber contacto visual el nivel de intimidad que se logra con la otra
persona
es muy superior. Somos sólo dos personas mirándonos mutuamente, el resto
del
mundo se pierde, se desdibuja un poco ante la atención que nos estamos
brindando.
Estamos hablando de verdadero contacto visual íntimo, no de
mirar el
color de su pelo, de mirar ligeramente por sobre sus ojos, a su frente, o
de
admirar el color de su lápiz de labios. Es una mirada que nos une, nos
deja
solos. Una situación realmente agradable.
Una
buena idea es tener una pequeña regla, que marque que, cuando estemos
hablando
con la persona en la que estamos interesados, deberemos mirarla a los
ojos por
lo menos durante un setenta o setenta y cinco por ciento del tiempo que
dure la
conversación. Esto es una buena actitud ya que no es una mirada
constante que
pueda volverse molesta o excesivamente pesada, pero también le permite
saber
que le estamos prestando y estamos realmente interesados en lo que esta
diciendo.
El
contacto visual nos hace ver más confiados frente a los demás, esa es la
pura
verdad. Todos parecemos mucho más confiados si podemos acompañar
nuestras
declaraciones con una mirada firme y serena, clavada en los ojos de
nuestro
interlocutor. Enfocarse en un punto evita la sensación de que estamos
mirando
nerviosamente alrededor nuestro todo el tiempo, así que tal vez sea una
buena
idea enfocarse en unos ojos en particular.
Por supuesto, esto debe ser
acompañado por una expresión facial acorde, no por una expresión de
espanto
total, sino por un rostro relajado y en ejercicio del control. Lucir
como un
loco no es la mejor manera de asegurar nuestro contacto visual.
Un
consejo: una buena forma de lograr este tipo de control es practicar
constantemente, especialmente en sitios donde no puede fallar y donde
nadie se
puede ofender porque lo miremos a los ojos. Un ejemplo de esto es un
restaurante o un negocio, donde la gente que nos atiende está
acostumbrada a
lidiar con gente todo el tiempo y será un perfecto campo de
entrenamiento. Amén
de que se les paga por ser amables. Este tipo de lugares son los mejores
a la
hora de practicar nuestra habilidades sociales.
Por
supuesto, lo que hay que tener en cuenta, dependiendo del lugar del
mundo en
que nos encontremos, son las costumbre relacionales propias de la
cultura en
que nos estamos desenvolviendo. Hay lugares en el mundo donde, por las
costumbres sociales o religiosas, este tipo de contacto visual y
lenguaje
físico no seria especialmente bien visto. Además, dependiendo de la edad
y la
situación, las mujeres pueden reaccionar distinto a este “mirar a los
ojos”. Lo
cierto es que debemos tener una idea de donde estamos actuando, para no
cometer
errores que puedan asustar totalmente a la otra persona, pero tampoco
mirando a
puntos fijos en el espacio todo el tiempo. La televisión o las películas
pueden, curiosamente, ayudarnos a ver qué es lo apropiado.
Aun
más, debemos tener en cuenta no sólo el lugar del mundo y su cultura,
sino
también la situación social en la que estemos desarrollando nuestra
actividad
en ese momento.
Si
estamos esperando un colectivo o mirando televisión con alguien, no es
necesario hacer contacto visual todo el tiempo. Lo más probable es que,
estando
tirados en un sillón y hablando solo de cuando en cuando, el contacto
visual
constante se vuelva anti-natural y totalmente ilógico. Amén de que en
realidad
debemos estar prestando atención a algo más, que está ocurriendo
enfrente
nuestro.
Pero si
estamos en una cita, cenando con alguien, y no hay nada más a lo que
debamos
prestar atención que a la persona enfrente nuestro, el contacto visual
se
vuelve clave y absolutamente necesario. No debe interponerse nada entre
nosotros y la persona a la que hemos invitado a salir. El mundo debe
pasar
exclusivamente por nosotros dos, sin distracciones y con un nivel de
intimidad
que sólo puede dar el contacto visual tan continuo como sea posible.
Este es un
excelente ejemplo de cuándo utilizar la regla del setenta por ciento de
la que
hablábamos anteriormente.
GRACIAS POR LLEGAR HASTA AQUÍ.
GRACIAS POR LEER
GRACIAS POR AYUDARME A CUIDAR EL BUEN OASIS.
mou de lugo