(No tenemos nada, pero SOMOS)
Comprender el apego, es comprender que nada "tenemos" porque todo nos es dado, y aunque sea "nuestro", todo es perecedero.
Comprender el apego es comprender que el infinito no es nuestro, sino que formamos parte del infinito.
Comprender que todo nos es dado, y que, igual que la vida da, así la vida quita. Nada es para siempre:
Ni las posesiones más preciadas, ni las mascotas más mimadas,
ni las casas más protegidas, ni los sueños más ansiados,
ni el placer, ni el poder, ni el deseo.
Ni el hogar, ni las llaves , ni el euro.
Ni la familia, ni los amigos, ni las princesas.
Ni los trabajos, ni las labores, ni la tristeza.
Ni el dolor, ni la rabia, ni la destreza.
Ni la juventud, ni las pasiones, ni las promesas.
Ni las tormentas, ni las barreras, ni los rencores
solo el amor infinito
Contigo antes o sin ti después
se habrá transformado.
Viaja al campo, observa las casas viejas.
En su interior ardió la vida.
La lumbre calentó pucheros de amor en esos hogares.
Familias vivieron durante años, se amaron, soñaron, sufrieron, lloraron...
Míralas ahora.
Las vigas podridas, los cristales rotos, las puertas y ventanas entre-cerradas y roídas.
Los vecinos muertos y sólo las hierbas manteniendo la vida.
Míralas ahora caídas.
Así estará el hogar desde donde lees esto algún día.
mou de lugh