Existen momentos en los que sin esperarlo la conexión con los hermanos y hermanas que habitan la tierra se vuelve intensa, divina, sagrada.
El camino del guerrero Zen enseña a no dar explicaciones.
Como desconozco si soy un guerrero Zen, quizás no esté demasiado de acuerdo con la expresión, o quizás tenga que matizarlo, pero cuando los caminos fluyen, los corazones sonríen y el presente se convierte en infinito.
Sin conocer futuros y sin recordar pasados, solo tienes que dejarte llevar por la vida, dejar que ella te muestre el camino.
La fe en que todo saldrá bien es la energía que consigue mover montañas en decimas de segundo, para que lo que parecía imposible, se torne, simplemente, realidad.
Es con la experiencia que el hombre se vuelve sabio.
Es con la acción como nos convertimos en el Verbo
Es con la Palabra como descubrimos al Dios nunca nombrado
mou