A LA SOMBRA DE LAS PALMERAS....

El Buen Oasis existe sólo ahora

Mañana las dunas serán otras, igual que otras serán las olas que ya no cogeremos.

El buen oasis es un estado para desconectar del tiempo y del espacio.

El buen oasis es ese estado en el que tienes ganas de reír , saltar , gritar, llorar...
ese estado en el que de repente eres consciente,

Eres AMOR , eres sólo energía
y
fluyes elegante!




"Surfer vete pa Maiami!"

Me gusta el surf:

Camino.
La niebla recorre mi rostro mientras las gotas condensadas en mi pelo arrastran hacia la tierra los recuerdos que aún guarda mi pasado.
El día es gris, morriñoso.
Mis pies descalzos recorren el arcén de la carretera que me lleva a la playa.
Me mojo.
El viento me enfría y sonrío con las caras de la gente que viajan encerradas en los coches con los que me cruzo, sus ojos se abren, no se si por espanto o sorpresa, pero denontan no haber visto muchos surfers de arcén descalzo.
Otros prefieren encerrarse en casa.
Quedarse en el sofá con el mando y la televisión porque el día es malo.Como si la naturaleza humana los llevara de nuevo a la oscuridad de la cueva; como si la vida consistiera en encerrarse entre 4 paredes ( las del coche, las de casa, las del bar, las del trabajo...) para sentirnos protegidos.
Olvidando que en la cueva, antaño, la puerta siempre estaba abierta.

Camino por el arcén y la vida vieja que abandono en cada paso, queda bendecida por las lágrimas de niebla que siguen mojando mi cuerpo. El tablón me acompaña bajo el brazo y en mi senda, peregrino hacia las olas, me cruzo con otros que peregrinan a ermitas, catedrales y/o/u discotecas.

El viento sopla.

El baño es breve pero divertido. Revuelto pero pleno.
Vuelvo sobre mis propios pasos, recorriendo de nuevo el arcén , buscando una ducha tibia.
Un coche se acerca, baja la ventanilla del copiloto, medio cuerpo sale del vehículo y me gritan con tono despectivo:

- " Surfer, vete pa Maiami!"

Me descojono. Comprendo su ignorancia y sonrío.

Está claro que el pobre chico rostro palido, con ojos de resaca, no ha sabido distinguir que la carga que arrastro es un tablón, y que en Miami, por otra parte, un día cualquiera, no iba a haber mas olas que el escaso cuarto de metro que hoy consiguió encender mi alegría.

La compasión arrastra a mis pensamientos hasta el punto de lamentar, que  el pobre chico rostro palido, todavía hoy no se habrá dado cuenta que vive encerrado en el coche que le lleva de fiesta en fiesta sin entender que la lluvia moja.

Y tu, que te muetras alegre dentro de tu coche al ver una tabla caminando en un arcén un día de niebla, sueñas con poder caminar con nosotros, "peregrinos de las olas", mientras las gotas condensadas en nuestro cabello, siguen regando la tierra,  liberandonos en cada paso: del pasado, de la tristeza y del miedo.

mou de lugh