VIDAS

Juan, arquitecto de la construcción actualmente en paro, es aficionado al futbol.
Todos los domingos por las mañana se reune con sus compañeros de facultad en la playa para jugar su partidillo de futbol semanal. Juan tiene 47 años y lleva 22 de ellos madrugando los domingos: suena el despertador a eso de las 8:30, desayuna dos tostadas de pan de molde con mantequilla y mermelada de moras mientras lee el periodico. Al finalizar, se lava los dientes, coge la mochila y se va. A las 10:00 empieza el partido.
Excepto en caso de enfermedad grave ( los catarros suaves suele curarlos los domingos por la mañana) podrás ves a Juan todos los domingos del año jugando al futbol en la playa. Truene, llueva, granice, haga frio o calor...



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María trabaja en una empresa de limpieza.
Todos los días su gallo-despertador la saca de la cama a las 6.30.
En dos minutos, se pone las ropa que dejó preparada antes de acostarse y se introduce directa en calcetines y calzado.
Un par de saltitos sobre la alfombra mientras mueve los brazos le ayudan a espabilarse.

Sale de casa.
Hoy es viernes, como el viernes pasado y el viernes que viene.
Por fin se acaba la semana laboral, por fin un par de días con tooodo el tiempo del mundo para ella. Por fin es fin de semana.
Los individuos solitarios que llenan las calles vacías no pueden evitar seguirla con la mirada. María lo sabe pero no les tiene miedo. Ella es más rápida que ellos y además ellos están borrachos.

María es guapa, alta y esbelta; y de ojos negros, tan negros que jurarías fueran hechos de azabache y la cola de caballo de su pelo se mueve elegante al ritmo de sus pasos...

A estas alturas del camino, el pelo de María está empapado.
Desde que salío de casa el chirimirí inicial se ha ido convirtiendo en torrente de nube mojando todo lo que encuentra. Su pelo negro se pega en su rostro.
Sus ojos semi-abiertos se ayudan de la luz de las farolas para proseguir por el adoquinado.

Son las 7.05
María entra en el portal de su casa. Sube las escaleras. Abre la puerta de casa directa al cuarto de baño y gira el grifo de agua caliente; mientras esta llega, se desnuda y se mete en la bañera.
El agua tibia cae por su rostro arrastrando su sudor.
María respira profundo y se relaja...

Como cualquier otro día, María a salido a corrido sus 7km matinales.
Ducha calentita y desayuno con tostadas .
Son las 7:30 y ha de ir a trabajar...



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Julio es el hijo de Rodrigo
Rodrigo es un importante abogado de la ciudad y vive junto a su hijo a pie de playa.
Julio tiene 20 años y está matriculado en la facultad de Derecho, aunque realmente no va mucho.
Rodrigo está separado de su tercera mujer desde hace un par de años.
Julio es el típico niño consentido fruto de matrimonios irresponsables.
Julio tiene coche propio. Su padre se lo compro el día de su dieciocho cumpleaños
Rodrigo es abogado internacionalista y con frecuencia, se pasa semanas fuera de casa por motivos de trabajo.
El verano pasado Rodrigo viajó a Bali para estudiar la legislación vigente. Una de las firmas con las que trabaja tiene previsto realizar un plan de expansión en el continente asiático y como abogado su función es asegurar que todo se realice conforme a la legislacion local.
El verano pasado Julio acompañó a su padre a Balí.
Mientras su padre trabajaba, él disfrutaba de sus vacaciones de hotel "Todo Incluído".
Allí conoció a Fany una de la monitoras del hotel que, casualmente, hacía surf.
Rodrigo , el padre, tardó apenas 10 segundos en sacar su tarjeta de crédito del bolsillo cuando Julio se la solicitó para adquirir material de surf.
Julio se compró 3 shortboards finitos finitos y tope gama, un par de bañadores de la marca de moda, 5 licras de colores, 2 gorras , 3 gafas de sol y además, como le pareció muy interesante, una cámara de esas acuaticas que se ponen en la punta de la tabla.
Por motivos de trabajo, al día siguiente Rodrigo tuvo que regresar a España.
Por motivos de diversión y básicamente porque su padre podía permitírselo, Julio se quedó una semana más aprendiendo a surfear con su "monitora personal" en unas condiciones de ensueño...

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Ahora, Rodrigo se encuentra en Camerún realizando trabajos para la misma firma que lo llevo a Bali.
Ahora, Julio está en el salón de su casa sentado en el sofá, debajo de las tablas balinesas que decoran la pared de casa mientras cuelga en feisbuk sus fotos de surfero en el país asiático.

Por el ventanal del salón se ve la playa, rompe medio metro en medio de la bahía, bajo un cielo encapotado. El viento sopla on-shore y destroza las olas. Si el calendario no marcara mayo podríamos jurar que estamos en pleno invierno.
Mientras Julio se hace un colacao caliente , observa por la ventana que hay dos tíos con pelos largos y tablas grandes y voluminosas cogiendo espumas.
Julio se ríe, mira su feisbuk y de nuevo hacia la bahía...

- Pringaos...