El minutero roza cauteloso la media noche.
El día ha sido duro y las horas han pasado lentamente.
Apenas recuerdo lo que he hecho durante el día.
Sé que he ido a trabajar, he comido, he vuelto al trabajo... pero hoy no le he prestado atención demasiada atención a mi rutina.
En mi cabeza, desde primera hora, la misma secuencia una y otra vez...
No se cuanto tiempo ha sido, quizás 12 segundos...
Derecha peinada con off-shore:
4 giros de espaldas,
(alguna pequeña estela)
un intento de crossteping ,
un semifloter en la orilla.
Ni más ni menos.
Ni menos ni más.
De principio a fin, cada sección bien aprovechada.
Sé que fué una ola especial, quizás no haya sido la mejor de mi vida y desde fuera, posiblemente tampoco sería una ola como para tirar cohetes.
Pero fué una ola especial. En esa ola( que era de despedida), cada giro, cada reflejo sobre la pared, cada gota que se desprendió del labio, cada milimetro de la sonrisa que fue creciendo se me ha ido metiendo en el craneo a lo largo del día y hoy no puedo dormir...
Suena media noche en el reloj de la iglesia, la lluvia ha comenzado a golpear con fuerza mi ventana.
Cierro los ojos.
Mis párpados salitrosos se convierten en un tubo que cierra y en su interior sigo viendo cada gota de cristal pulido en el que se convirtió la última ola del baño...