No me puse el neopreno.
Ayer no enceré mi tabla.
Ayer no remé mar adentro.
Intenté fluír en tierra.
Y no pude
Quise sentir los granos una duna que había muerto en primavera.
Quise soñar que estaba en una cumbre de salmuera.
No pude.
Y me encontré sobre la duna, con mis botas, con mis huellas,
tragando la espuma del mal mar que rompía, en mis oidos, preso en la tormenta...
Respiré
manso y fluído,
con mi esencia intacta
sobre una duna vieja que hacía tiempo que no era.
Caminé sobre la arena,
acompasando el ritmo de mis pies
al de la sierra.
Ví llegar el viento,
ví levantarse el mar
ví como explotaba el cielo
ví el deseo de gritar girando en su gutural esfera.
Entendí que la tormenta, tormenta era,
y decidí ,
desde mi centro,
que la tormenta sin mí se fuera.
Y me agarre a PIEDRA:
me senté,
cerré los ojos,
fumé el aliento de la tierra
medité entorno a ella,
y sentí muy muy adentro
el silencio de mis huellas...
Del Diario de los sueños Perdidos
Mou de lugo
