A LA SOMBRA DE LAS PALMERAS....

El Buen Oasis existe sólo ahora

Mañana las dunas serán otras, igual que otras serán las olas que ya no cogeremos.

El buen oasis es un estado para desconectar del tiempo y del espacio.

El buen oasis es ese estado en el que tienes ganas de reír , saltar , gritar, llorar...
ese estado en el que de repente eres consciente,

Eres AMOR , eres sólo energía
y
fluyes elegante!




Meeting people --> Haile Selassie (V)

DE NIÑO HASTA GOVERNADOR 
Desde la edad de siete años, cuando él empezó a leer y escribir bien en Amárico, Lij Tafari supo que El un día sucedería a Menelik en el trono del rey de Reyes. Debe haber sido una premonición, porque no había ninguna razón lógica por la que asumiría tan elevada posición. No era secreto en la casa familiar de Harar, por supuesto, que su padre Ras Makonen, había estado hablando entre los influyentes de la Corte acerca de El ser el más acertado heredero. La Reina Taitu no le había dado al Emperador ningún hijo -pues ella había parido mucho con los consortes anteriores- y las anteriores esposas de Menelik le habían dado un hijo y dos hijas, pero el hijo había muerto. Siendo su adorado primo y el único Ras en la Corte en que él realmente confiaba, Makonnen era visto como el obvio sucesor, pero no había ninguna certeza hasta que Menelik oficialmente lo proclamara como su heredero. Pero así todo, esto no significaba que Lij Tafari sería el sucesor de su padre. Ras Makonnen estaba tratando a Tafari como el Emperador lo estaba tratando a él, y no había hecho ninguna declaración acerca de quién sería su sucesor. En Etiopía un hijo no hereda los títulos de su padre sino que tiene que ganárselos, en su servicio al Rey: tampoco el padre tiene que nominar al mayor hijo, e incluso a ninguno de los restantes hijos como su heredero. Podía ser cualquiera. Podía ser su hermanastro Yilma, podía ser su primo favorito Imru Haile Selassie, quien era profundamente querido por Ras Makonnen.
Así todo, muchos recuerdan a Lij Tafari, como el que "supo" a la edad de siete años que El un día sería Rey, y empezó a estudiar para ese trabajo. Él le pidió a su tutor todos los libros de la historia de Etiopía que él pudiera encontrar (no eran muchos) y escuchó atentamente todas las historias de las dinastías Salomónicas de la que Él fue un retoño; Él creyó en la veracidad de la leyenda de Salomón y Sheba (Saba.) A la edad de cinco Él era un niño tímido y pequeño, pegado a las sayas de las mujeres en la cocina; pero con aprendizaje y conocimiento vino una compostura que asombró a todos los de la casa y a Sus amigos. Fotografías de ese período enseñan un rostro que confiaba. Ya había una compostura real en aquel momento.
Ya para el tiempo que Él tuvo once años ya había aprendido suficiente el Francés como para conversar con su joven tutor, Aba Samuel, quien había sido recomendado a su padre por los monjes de la Misión Francesa en Harar. Ras Makonnen vino de un viaje a Inglaterra -donde él representó a Menelik en la Coronación del Rey Edward VII- y lo encontró tan fluido en el francés que mencionó este logro al Emperador, y fue ordenado traer a Tafari a la Corte. Tafari hizo el viaje en 1903.
La presencia de Tafari en la Corte un mes después todavía se recordaba. Todavía pequeño, con un airoso sombrero de terciopelo, una capa bordada de seda color negro y oro amarrada al cuello, pantalones blancos y camisa debajo. Él recitó un poema de La Fontaine, y el Emperador, quien no entendió una palabra, gritó: "¡Él lo ha aprendido de corazón!" pero cuando el procedió para intercambiar algunas palabras corteses con Monseñor Ilg, Menelik se convenció y toda la corte aplaudió. Con dos excepciones; la Reina Taitu no pensó que Él era tan brillante. Ella no gustaba de ninguno de la familia de Ras Makonnen, por él quien ella sentía antipatía. El otro fue un miembro del círculo de la corte casi igualmente poderoso, Ras Mikael, quien se había casado con una de las hijas de Menelik y que también tenía un hijo, llamado Lij Yasu.
Estos dos tenían ambiciones, una para ella misma y el otro por su hijo, que solo Ras Makonnen y su Hijo podían entorpecer. En 1905, a la edad de trece años, Tafari supo que el Emperador le había otorgado el título de Dejazmatch -más o menos lo mismo que el Sheriff Mayor- y su padre siguió esto con la declaración oficial de que Él sería su heredero. Él hizo eso con el conocimiento de que pronto el Emperador Menelik anunciaría a su heredero, y de que él, Ras Makonnen, podía ser confirmado como el sucesor de Menelik.
Pero en abril del año siguiente, Ras Makonnen trascendió… Los Rases vinieron a rendirle simpatía al joven Tafari, y Sus consejeros lo confortaron con el pensamiento de como heredero legal de Ras Makonnen, Él sería capaz de ganarse sus espuelas como Ras, sino era como gobernante, tomando el poder de Su padre como Gobernador de Harar. Parecía casi seguro de que Menelik intentaba confirmar a Tafari como su heredero, no solo como gesto en memoria de su viejo amigo; Él había hecho claro que a él le gustaba el muchacho y que tenía buena impresión de las habilidades del joven. Pero eso fue casi en el mismo tiempo que él sufrió el primero de sus ataques que eventualmente lo incapacitaron, y siendo así que el primero no fue tan severo como los siguientes, esto le dio posibilidad a la Reina Taitu de ser una influencia mucho más fuerte sobre su esposo. Fue anunciado en la Corte de que el hermanastro de Tafari (hijo natural que había sido desdeñado por Ras Makonen) y no el heredero legal, sería el Gobernador de Harar, decisión que probó ser dolorosamente no-popular con la gente de la provincia. La razón dada fue la de que Tafari era demasiado joven para controlar tan largo y próspero Estado como Harar, una explicación totalmente débil en Etiopía, donde los jóvenes gobernadores han sido y son escogidos con un diputado mayor que los ayuda y aconseja…
Enseguida que Menelik se recuperó de la enfermedad, él hizo venir a Tafari a Addis Ababa y entonces anunció que él lo proclamaba gobernador de una pequeña provincia de Solali. Pero esto fue una proclamación ausente. Tafari se quedó en la capital al lado del Emperador y aprendió mucho más del arte de gobernar..
Fue quizás natural que toda la afección filial que Tafari había tenido por su padre lo transfiriera a Menelik, y que el Emperador extrañando tener su propio hijo le diera calor a este joven delgado de 14 años quien había venido bajo su ala. No hubo ninguna duda en la mente de nadie que él lo prefería entre los demás jóvenes nobles que él había acogido en su Corte Imperial, y mucho más por sus habilidades administrativas. En temperamento había una gran diferencia entre el Emperador y su relativo. Menelik tenía un genio a veces tan violento que sus ojos parecían que se le iban a salir de furia; él bramaba como un toro y rugía como un león.
Menelik no había pasado por alto que incluso cuando azuzado por los miembros de la Corte, siendo burlado por Su carácter abstemio, ridiculizado por Su esquivez con concubinas y esclavas, Tafari no enseñó signos no más que la facción congelada y un brillo glacial en los ojos; él no necesitaba que le dijeran que Tafari tenía una cualidad de la que él mismo carecía y que es una necesidad en la mochila mental de todo gran hombre de Estado, paciencia. Él sabía como esperar -y El no enseño señal de rabia cuando fue atacado. Hacia el dolor, hacia los desencantos, Él tenía una implacabilidad estoica. Una vez, cuando cabalgaba con el Emperador en los planos fuera de la ciudad, el caballo de Tafari tropezó con el hueco dejado por un conejo y lo tiro dentro de un arbusto de zarzamoras, de donde Él salió arañado y desgreñado. El nieto de diez años del Emperador, Lij Yasu, siendo un niño ya arrogante con una lengua cortante, se burló de la frustración de Tafari y se alejó cabalgando para persuadir a la Corte de hacer una canción acerca de la manera de cabalgar de su primo. Cuando los versos burlescos empezaron en el séquito real, Tafari, (que ya se había remontado) impulsó su pony hacia adelante y enseguida fue retado a una carrera por Lij Yasu. Tafari no sólo galopeó más rápido que el muchacho sino también obsequio a los presentes con una deslumbrante exhibición de equitación, y terminó empinando el caballo en sus patas traseras delante del Emperador- y todo esto con una mano-. No fue hasta que el cortejo llegó al palacio que se descubrió que Tafari se había roto la muñeca en la caída y que se había pasado un buen tiempo con dolor. Los menos observadores miembros de la Corte lo llamaron "El penoso" y se burlaban de su escasez de palabras, pero Menelik fue uno de los pocos que se dio cuenta que Él tenía las cualidades del halcón y lamentó el pensamiento que él nunca lo vería en lo que El se convertiría.
En los siguientes tres años Tafari y los demás de la Corte Imperial combinaron los deberes feudales con los estudios en la primera escuela de Addis Ababa. Para dirigir esa escuela Menelik trajo del Cairo a un erudito egipcio que había estudiado en París, y él ordenó que los hijos de todos los Rases deberían aprender idiomas modernos. Tafari no tenía que aprender mucho del Francés (y Él brindó a su joven tutor, Aba Samuel), ampliando su nivel de lectura y se extendió en las Matemáticas y Economía, Geografía e Historia. Él fue el alumno estelar de la escuela, y no simplemente porque Él quería complacer al Emperador; Él encontró un nuevo estimulante y excitante mundo que venía de los libros y lecturas, y sus horas en el aula estimularon su apetito por educación- y de educar a los demás- que nunca Lo ha dejado.
(Fragmentos del libro "Haile Selassie" por Leonard Mosley) Jahug vol 7
Profecías acerca del Niño Cristo
"Una gran señal apareció en el cielo: Una mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre la cabeza. Estaba encinta y gritaba con los dolores de parto y las angustias de dar a luz. Otra señal apareció en el cielo: Un Dragón, color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos; sobre sus cabezas, siete diademas. Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la mujer en trance de dar a luz, para devorar al hijo tan pronto como le diera a luz. Ella dio a luz un hijo varón, él que debía apacentar a todas las naciones con una vara de hierro. El hijo fue arrebatado hacia Dios y a su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para ser alimentada allí durante mil doscientos sesenta días..." Apocalipsis 12 v 1-6