Llegó con las primeras sombras de la noche.
Apareció caminando entre los matorrales.Dejando enganchados los hilos de sus ropas entre las zarzas. Su piel estaba curtida por la intemperie.
Esta muy delgado y llegó con mucha hambre.
Nos pidió comida.
Se la servimos.
La costumbre de los ancianos habla de tratar bien al extranjero... nunca sabemos que caminos tendremos que recorrer ni cuando nos tocará ser ajenos a la tierra que pisamos.
Le ofrecimos también el calor de la lumbre, nuestro mejor vino y un tazón de leche de cabra
.
Era rubio. Sonreía constantemente, quizás con empatía ; no entendía nuestro idioma.
Traía una mochila pequeña. En ella una amplia tela roja( supusimos que la usaría para dormir o para el frío), un cable transparente , y un cuchillo con un montón de escondrijos. Creo que el le llamó algo así como navaja multiusos.
Bajo su brazo traía una especie de hamaca o cama de color blanco. Era muy dura y por debajo tenía 3 salientes. Supusimos que era para clavarlo en la tierra cuando tenía que dormir en pendiente...
Pasó con nosotros varias noches y excepto cuando hacíamos las tareas o la comida, el resto del tiempo lo pasaba mirando al mar.
Al tercer día, cogió su cama y se metió al agua. Se elejó enormemente hasta donde nosotros nunca habiamos podido llegar con nuestras lanchas pues el arrecife nos las destrozaba.
Las mujeres del poblado comenzaron a gritar y a mover los brazos con el fin de hacerse ver.
Alguno de los hombres intento echarse al agua para salvarlo. Los ancianos lo impidieron.
El extranjero parecía convencido a desaparecer nadando sobre su extraña cama.
Los niños comenzaron a llorar: el extranjero había conectado muy bien con los más pequeños.
El jugaba con ellos y a ellos les encantaba tocarle aquella extraña melena amarilla.
Cuando nuestra vista apenas nos permitía verlo el extranjero se giró.
Una enorme ola se acercaba hacia él insinuando su cresta desde muchos metros atrás.
Pudimos ver como la enorme ola le engullía.
Todo el mundo gritó de desesperación....
De repente el extranjero emergío desde las profundidades!! No nos lo creíamos!!
Emergió de la aplastante espuma y comenzó a recorrer la ola con su extraña cama!!
Se movía de abajo a arriba una y otra vez. Giraba. Saltaba. Retornaba a la espuma es un sinfín de giros.
Parecía un delfín!
Tenías que haber visto como fluía!
Era increible.
La gente aplaudia , gritaba,
Muchos teníamos los ojos y la boca abierta.
Los niños saltaban con los brazos en alto y en la cara de los más ancianos se pudía apreciar la ilusión perdida de su niñez.
El extranjero continuo recorriendo la ola: arriba, abajo, arriba, abajo...
En cierto momento, en la zona del banka ngân hàng ( algo así como "zona peligrosa por su bajos fondos" en nuestro idioma) la ola se puso más vertical.
Fué entoncés cuando aquella melena rubia comenzó a girar más y más rapido.
El labio de la ola rompió y todos gritamos de nuevo pensando que lo empujaría contra el fondo haciendole perder la vida.
Hizo un giro muy amplio, redujo su velocidad y todos vimos como la ola lo devoraba.
Se hizo el silencio, la expectación ante el expectaculo mezclada con la ironía de ver en directo como un hombre podia haber perdido la vida, fueron las artifices de la hipnosis que el mar nos produjo, clavando nuestro ojos en la ola donde ya no se veía al extranjero...
Alguien gritó:
"¡Es él! ¡Está allí! Está allí!"
Y todos los vimos salir de la ola: volando y sonriendo,
empujado por un gran sifón de agua...
Del Diario de los Sueños Perdidos.
Mou