A LA SOMBRA DE LAS PALMERAS....

El Buen Oasis existe sólo ahora

Mañana las dunas serán otras, igual que otras serán las olas que ya no cogeremos.

El buen oasis es un estado para desconectar del tiempo y del espacio.

El buen oasis es ese estado en el que tienes ganas de reír , saltar , gritar, llorar...
ese estado en el que de repente eres consciente,

Eres AMOR , eres sólo energía
y
fluyes elegante!




Naturaleza Salvaje

foto:internet

- DOLPHIN!! DOLPHIN!!- le gritó con asombro mirando al horizonte.

Su receptor movía la cabeza sin entender ...


-... mmm... a... a dolphin ...mmm ... in the waves!!  A dolphin... a dolphin..-  en un inglés rudimentario , intentó esxplicarse como pudo , pero su interlocutor  transmitía en su cara la falta de entendimiento.
Se acercaron.
Volvíó a repetir señalando al infinito:
- A dolphin!..there..


- Perdona, ¿que dicés? es que desde allí no te escuchaba...
- Joder! Eres español?? Y  yo chapurreando en cutringlish!...  Te decía que hay delfines saltando entre las olas, acabo de ver uno allí al fondo, por donde viene marcando esa serie...


- Ostías! es verdad. Mira mira mira!! *



* Inicio, climax y fin de la comunicación  verbal.


 El resto lo hablaron en silencio entre asombro y miradas repletas de sensaciones

Sintieron pánico, alegría, miedo, , respeto e  ilusión al ver como dos jovenes delfines jugaban a su alrededor, a menos de dos metros,  girando, saltando, desapareciendo, apareciendo por la espalda, soplando agua por su lomo o rozando muy proximos y muy lentamente, su aleta dorsal por la superficie marina.
Buceaban. Resoplaban . Se cruzaban por debajo de las tablas. Ganaban velocidad por detrás de las olas y saltaban enérgicos cuando estas se disponían a romper sobre la arena.

El par de minutos que compartieron fueron preciosos. No podian dejar de buscar su sombra entre las olas. Ninguno había estado nunca tan cerca de un animal salvaje tan grande,y menos  en estado de libertad pura. Un cocktel de miedo y respeto que surgía cada vez que los cetaceos emergían de las profundidades.

No importaba que estuviera lloviendo en aquella tarde de verano. No importaba que los fondos estuvieran destrozados y la marea demasiado baja como para que la ola pudiese abrir y no romper en una barra infernal, no importaba, no importó. Porque la paz que sintieron, aquella que les fué transmitida mientras los delfines fluían en las aguas del atlántico,  siguió recorriendo sus venas durante  los años posteriores...

Del Diario de los Sueños Perdidos
Mou